Necesitamos una estructura que tenga la robustez y la consistencia necesarias para dar un cobijo temporal y seguro al aluvión de entradas que pasarán por nuestra mente cada día. Un sistema creado con sentido para hacernos operativa la gestión de la información y las actividades. Y puede uno sentir que, hasta dar con la estructura, cualquier solución vale. Pero la experiencia me dice que no es así.
Ya sé que no disponer de una estructura adecuada nos deja en manos del control a través de la agenda-calendario. Pero prefiero vivir a la intemperie y quedarme en este estadio básico y primario que no usa ninguna estructura, que habitar un edificio construido con una estructura mal diseñada. El peligro de interiorizarla y de hacerla mía es que nos va a estar consumiendo recursos constantemente, sin aportarnos valor, en términos de claridad. En concreto, hay dos cuyo uso está muy generalizado y que sirven de bien poco:
- La basada en los llamados PROYECTOS (entendidos como actividades que requieren más de una tarea y se han de acabar antes de un año)
- La basada en la bifurcación PERSONAL / LABORAL